Las E. coli pueden intercambiar material genético a través de elementos genéticos móviles, como plásmidos y bacteriófagos, y pueden adaptarse a entornos nuevos y adversos. Se cree que estos factores contribuyen al surgimiento de tipos de agentes patógenos intestinales, con una mejor supervivencia y persistencia en los sistemas alimentarios o patogenicidad.
También se demostró la relativa facilidad con la que las bacterias E. coli intercambian material genético en el caso de la cepa de E. coli (0104:H4), responsable del brote en Alemania en mayo/junio de 2011. También se descubrió que transportaba material genético desde las cepas enteroagregativas (de humanos) y enterohemorrágicas (de animales). Además, la cepa es resistente a muchas sustancias antimicrobianas.
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