Una amplia gama de alimentos pueden ser un
vehículo para la E. coli patógena en conjunto con sus respectivas ecologías.
Los alimentos pueden contaminarse de manera directa o por contaminación cruzada
durante el crecimiento y cultivo (hortalizas ), recolección (leche) o faenado
(carne).
Se puede producir una contaminación adicional durante la manipulación poscosecha, transporte, elaboración y manipulación no higiénica de alimentos durante su preparación. Los factores que contribuyen a la persistencia de la E. coli en los sistemas alimentarios incluyen el control inadecuado de los parámetros de procesamiento (p. ej., temperatura de cocción, valor del pH, actividad del agua y almacenamiento a altas temperaturas que permiten el crecimiento de estas bacterias). Entre los ejemplos de alimentos contaminados se encuentran: carne cruda/mal elaborada (carne fermentada, carne molida mal cocida, etc.), productos lácteos no pasteurizados (queso, leche, etc.), jugos de frutas no pasteurizados y hortalizas crudas (semillas germinadas, lechuga, espinaca, melones, hongos, etc.).
Se puede producir una contaminación adicional durante la manipulación poscosecha, transporte, elaboración y manipulación no higiénica de alimentos durante su preparación. Los factores que contribuyen a la persistencia de la E. coli en los sistemas alimentarios incluyen el control inadecuado de los parámetros de procesamiento (p. ej., temperatura de cocción, valor del pH, actividad del agua y almacenamiento a altas temperaturas que permiten el crecimiento de estas bacterias). Entre los ejemplos de alimentos contaminados se encuentran: carne cruda/mal elaborada (carne fermentada, carne molida mal cocida, etc.), productos lácteos no pasteurizados (queso, leche, etc.), jugos de frutas no pasteurizados y hortalizas crudas (semillas germinadas, lechuga, espinaca, melones, hongos, etc.).
Alimentos procesados
Los alimentos procesados pueden contaminarse a
través de las materias primas, un tratamiento y manipulación inadecuados del
agua, así como también a través de la contaminación cruzada. Las bacterias
pueden continuar creciendo en los alimentos, a menos que se controlen los
parámetros de los procesos pertinentes, como valor del pH, actividad del agua,
temperatura y tiempo. Sólo unas pocas células bacterianas que sobrevivan en los
alimentos pueden ser suficientes para provocar enfermedades.
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